domingo, enero 27, 2008

Obra Cumbre

Ya era bastante raro escuchar ruidos como de albañiles trabajando y martillazos y agua corriendo y gente caminando ajetreadamente y ruidos de una construcción en general; y fue aún más raro cuando, habiendo estado encerrado en su apartamento por diez días mientras terminaba de escribir su obra cumbre, como acostumbraba referirse a ella, saliera a caminar por el condominio y se encontrara en el centro del patio comunal un cubo de cemento de unos cincuenta metros cuadrados, nada estético por cierto: era como una pequeña cárcel, con una puerta y sin ventanas, con un único letrero amarillo donde podía leerse escrito con letras grandes y rojas: “Vida de Jorge Estuardo Ramírez López”. Él era Jorge Estuardo Ramírez López.
Empezó a caminar alrededor de la edificación y la examinaba como si fuera un elefante con cabeza de jirafa, su asombro era evidente y lo fue aún más cuando al acercar su mano a la puerta, para examinar si era real lo que estaba viendo, esta se abrió; así que entró.
Un pasillo largo lo recibió, no había sillas pero si ventanillas como la de los bancos y en cada ventanilla estaba apostada una niña de unos once o doce años, con el cabello negro y el rostro pálido con unos desmesurados ojos abiertos de par en par; tenían una calculadora en una mano y un lápiz en la otra. Cada vez que se acercaba a una de las ventanillas las niñas escribían más rápido y apretaban las teclitas de la calculadora con más eficiencia; sin embargo al estar a una distancia que le permitía leer lo que ellas escribían, estas bajaban una persiana corrediza y Jorge no alcanzaba a leer nada.
El llegar al final del pasillo se encontró una oficina sin muebles, era una oficina porque el letrero en la puerta abierta rezaba: “oficina”, había cientos de columnas de hojas de papel, una sobre otra y en el centro de las mismas estaba él, bueno más bien era alguien parecido a él, el de la oficina estaba calvo y desnudo y, sentado en el suelo con una máquina de escribir, tecleaba rápidamente. Cogió una de las hojas apiladas y leyó algo sumamente extraño: Si mi destino es morir al salir, entonces no saldré jamás, y muchas otras frases inconexas. No entendía nada hasta que encontró escrito un pasaje de su niñez que creía olvidado: estaba en casa con sus padres y ellos le pidieron que se sentara a comer a la mesa con ellos, él no tenía hambre así que les dijo que saldría por un momento, al volver encontró la casa incendiándose y a los bomberos luchando por controlar las llamas. Siempre se arrepintió de no haberse quedado con ellos, los amaba y hubiera preferido morir con ellos.
Así página a página fue repasando con la mirada las decisiones más relevantes de su vida, la adolescencia con sus novias, la madurez y el desempleo, su matrimonio, su divorcio, la lucha perdida por la custodia de sus hijos, las novelas jamás escritas y la finalización de su obra cumbre, los minutos vividos antes de entrar en el cubo de cemento en el que se encontraba y a él mismo, siendo tipeado en la máquina de escribir ese mismo instante, mientras leía y recordaba. Se acercó a él mismo, al más viejo y le tocó el hombro, sin dejar de escribir este levantó la cabeza y le regaló una sonrisa, empezó a escribir más rápido y bajó la mirada hacia el texto como instando a Jorge a leer, este leyó que se quedaría allí unos minutos más, averiguaría todo lo referente a lo que estaba pasando y saldría a escribir una novela sobre su experiencia, este viejito me está mostrando el futuro pensaba, al salir del cubo con su decisión de escribir la novela, un bloque de piedra caería sobre su cabeza y moriría. Debo esquivar el golpe, pensó, pero el viejito escribió acertadamente: pensó que podía esquivar el golpe, pero en la vida ya todo está escrito, así que al salir olvidó todo lo sucedido y el bloque lo mató, el no podía morir así, aún le faltaba el Nóbel de escritura, así que tomó la cabeza del viejito entre sus dos manos y con un giro violento le rompió el cuello. Si mi destino es morir al salir, entonces no saldré jamás tipió en la hoja de papel, y se sentó a escribir sobre su vida futura.