domingo, marzo 30, 2008

Memorias de una tarde en ambulancia

El sol entraba por la ventana mezclado con el sudor de los habitantes del centro; casi podía ver a los ancianos sentados en la plaza de la independencia, acabándose las vidas y almorzando sus jubilaciones. El tránsito avanzaba lentamente como era común al medio día, y dentro de mí la extraña urgencia de tener que llegar a algún lado sin demora, me acosaba; pero el lugar al que debía dirigirme no estaba en mi memoria. Lo olvidé todo. El cielo se paralizó al igual que el tráfico de la tarde y sentí una gota resbalar por mi sien.
Los cláxones empezaron a sonar queriendo sacarme del aletargamiento, la frecuencia de los pitos era desquiciante: primero uno corto, luego uno largo y al instante un concierto de bocinas que me perforaban los ojos, la nariz, la boca y los oídos. Estaba paralizado; eso sí, de oír sí lo oía todo, claro, con las orejas bastante embotadas, porque escuchaba algunas cosas y otras simplemente las percibía, lejanas. ¡Que muevan ese carro! gritaban afuera, ¡está deteniendo el tránsito, por dios! se escuchaba más allá; luego todo se retorcía y no alcanzaba a comprender nada.
Si no mueven ese carro ocurrirá algo malo, pensé cuando me di cuenta que yo también estaba estancado por el tráfico, y por un momento los recuerdos adquirieron cierta consistencia: era un accidente, en la calle alguien fue atropellado, recordé la gente, los murmullos de los transeúntes que se agolparon para ver al hombre ensangrentado, los fotógrafos del diario amarillista, los autos detenidos y el cuerpo, ¡oh, ese cuerpo!, en la calle, a ese cuerpo no lo recuerdo, solamente los gritos, y luego; luego me veo dirigiéndome hacia un vehículo, un carro blanco, y las luces, las luces rojas, y el blanco absoluto.
A ver, a ver, pensemos bien las cosas, pero sin asustarnos. Estamos impedidos de cualquier movimiento y lo veo todo blanco, he perdido la conciencia de alguna manera que ahora me es imposible precisar, escucho todo y parte de todo, pero no logro concatenar las ideas en mi cabeza. Un silbatazo me saca de mi conato de discernimiento, alcanzo a divisar un traje azul, ¡un policía! ¡Gracias dios, eres grande!, ahora preguntarle qué pasa, pero no puedo hablar, escucho mis propios balbuceos y siento cómo se derrama mi saliva por todas partes, tibia, húmeda ¡Muevan ese carro por favor! grita.
¡Que muevan esa lata o se muere! ¿O se muere?, ¿quién se muere? Me dieron ganas de gritar, pero mi boca no se abrió, o no se cerró, no recuerdo si estaba abierta o cerrada, pero me duele mucho, parece como si algo impidiera que la cerrara, estaba desesperado; y de repente ¡manos!, manos en mi cara tratando de mover algo, ¿un tubo? Un tubo blando que no me permitía cerrar la boca ni respirar… y una certeza cada vez más catalizada en mi cabeza… y las manos, y las voces, y la gente, y los cláxones… y el terror de no querer entender lo inevitable… ojos que me miraban con pena, con miedo y desesperación. Ahora se materializaban para mí dos paramédicos que trataban de sacarme, para llevarme ¿dónde?, qué habré hecho yo. Seguramente fui el atropellado que recordé; la inevitable asociación de los hechos me mostraba al fin la verdad, no recordaba con claridad mi cuerpo en la calle, acostado en un charco de sangre; pero imaginé mi columna rota y mis piernas quebradas, y las luces rojas encegueciéndome. Ahora sí escuchaba el ulular de la sirena. Ahora sí advertí que el tránsito retrasaba mi llegada al hospital y que era necesario trasladarme. Al sacarme del vehículo vi mi bata ensangrentada, giraron mi cuerpo y pude ver a otro enfermero que subía a ponerse tras el volante mientras abrían las puertas traseras para acostarme al lado del hombre atropellado.
Está catatónico fue lo siguiente que escuché, la voz era de uno de mis compañeros que hablaba con otro mientras me señalaban: era su primer día como conductor de la ambulancia, entró en shock luego de ver el cuerpo, condujo varios metros y detuvo el carro; se mordía la lengua tan fuerte que casi se la arranca…

13 comentarios:

Ms. Davis dijo...

tienes un don para torcer las coas, me encata el ultimo parrafo ^^, esta bastate bien, pero si quieroes que te diga los defectos, avisame, por qeu tambien los tiene XD

pd: ya te agregue, asi que ahora me veras seguido

JG Chancay dijo...

estimada y muy bien ponderada señorita davis...

...las cosas ya son bien torcidas :p yo sólamente las cuento.
Y los defectos son los que espero que me comenten acá, bueno, seamos sinceros, también uno que otro halago por ahí para alimentar el ego.
Aún estoy en mantenimiento enchulador del blog; pero serás uno de mis primeros contactos cuando acabe de linkear a mis contactos y/o/u amigos... espero tus visitas

Juan dijo...

a veces tengo la impresión de que tuerces la realidad hasta el punto de tener un efecto paradòjico que atrape al lector... lo logras... pero esta vez sentì que estuviste a punto de romper esa delgada cuerda entre la ficciòn y la farsa... a la final: un buen resultado... tienes tino

Recomenzar dijo...

Que alegria volver a leerte. Cada dia lo haces mejor sos como Gardel.
Realmente feliz de saber que estas bien y escribiendo
besos de chocolate para vos

H@nn@ dijo...

Me encanta la forma que describes e interpretas...
El final totalmente inesperado pero perfecto.

Eres un buen escritor mi querido Dorian se le reconoce, expresas grandes cosas con pequeñas palabras, recreas la vida a tu manera distorsionando la realidad... Me gusta tu estilo de un súbito final .

Salu2.
Talita =)

Recomenzar dijo...

Dorian el linqueo que placer gracias

Natalia Cartolini dijo...

Lograr que alguien sienta ese miedo y confusión que logras con tu relato, es increíble. Me encanta como escribes. Me hiciste recordar la primera vez que vi un muerto, ese hombre no tenía cabeza, fue tenaz ese shock de ver algo asi, creo que tenía como 10 años. Pero aún en la actualidad no me atemorizan, jeje. Te felicito por tu relato.

Saludos

La Chika de la Luna

LaÜ dijo...

La verdad me tocó leerlo dos veces para entender (no se si eso sea bueno o malo), pero en general me gustó la historia y la descripción de las cosas, yo también sentí un poco de lo que sintió ese hombre. Gracias por el link ;) y me gusta más este nuevo look del blog con las ilustraciones de arriba(¿son tuyas?)

bog_art dijo...

Pues realmente tienes el don de hacer sentir mucho en muy pocas líneas.. lo de que está confuso, sí lo está, pero eso sólo demuestra el incríble don que sólo tienen los grandes escritores para poder hacerlo a propósito y encima más como medio de aplicar el conocimiento que obtienes de estilos de otros autores.. sin esa confusión no exestiría relato..

y bueno, el trailer se viene, y nada lo detiene.. de la mano de bog_art, gracias por la visita..

Ricardo Tribin dijo...

Ah!!! ese primer dia. Que dificil es asi sea en ambulancia....

Alguien dijo...

Bastante interesante giro, pero así como vos me das críticas constructivas lo hago yo...
Punto 1: Al principio describes la plaza del centro histórico, al parecer Quito, de hecho suena a Quito... Pero te contradices con el color del oficial de policia; azul, cuando es verde el uniforme.
Punto 2: Por qué deben retirar el tuvo del conductor? El man no se chocó, solo detuvo el auto porque entró en shock...

Por lo demás el tema es muy bueno y el giro es interesantisimo, bien logrado el monólogo interno.

Unknown dijo...

K.O. TOTAL!!!

Excelente Excelente Excelente Clap clap clap!

Me uno a tu club de fans :-)

Saludos desde el Mar

Anónimo dijo...

Waooooo....Dorian...

Simplemente buenisimo..

Como todo lo que haces...

Amigo mio, sabes algo? Te admiro m ucho, como artista (en todo lo que haces) pero mucho mas como persona.. Que grandeee!!

Volviendo al cuento.Atrajiste mi atencion de principio a fin,me encanta cuando juags a la confusion, como juegas con las palabras...

Un besote de quien te admira y te quiere... Cielo.